¿A que mujer no le gustan los zapatos? los hay de todos los colores, estampados, materiales, alturas. Creo que si hay a quien le gusta, es a nosotras. Cuando llega la temporada invierno, primavera, verano, u otoño siempre estamos atentas a las tendencias, "a lo que se usa", ni hablar de las liquidaciones, allí donde encontramos los mejores zapatos a precio rebajado!!!.
Esto me hizo pensar en algo que personalmente Dios está haciendo hoy en mi vida, y comenzó a mis 8 años cuando entregué mi vida a Cristo por completo. A los 12 años pase por las aguas del bautismo para servirle, y siempre tuve el anhelo de ser misionera. Desde los 6 años que aprendí a leer, buscaba en las biblioteca de mi papá libros sobre misioneros, misiones, y todo lo relacionado al tema. Me encantaba acompañar a mi papá a las reuniones de estudios bíblicos. Las clases de escuela dominical eran mi deleite. Aprender de Dios era algo que me encantaba, aunque como todo niño y niña, tenia mis tiempos de travesuras. Pero siempre ahí, latente, estaba mi anhelo de servir a Dios por completo. Como todo niño, uno comienza a dar sus primeros pasos, y a medida que fui creciendo, fui dando esos pasos que fueron marcando el rumbo de mi vida. A los 17 años, mi hermano me invitó a un campamento, hacía tiempo no asistía a uno, pero éste campamento marco mi vida, y lo que sería después...un sucesos de zapatos!!!. Allí encontré lo que siempre había anhelado, conocí misioneros, vi a Dios obrando en vidas, y encima ahí preparaban para el servicio a Dios!!!. Fue ese año que me dije a mi misma: este es el lugar donde debo estar, donde quiero estar, y fue donde comencé a probarme los zapatos; pero en ese mismo instante recordé que estaba inscripta en la universidad, y esos zapatos que tanto me gustaron parecían desaparecer...
Comencé la universidad...a duras penas, ya que en mi corazón estaba ese lugar, ese anhelo, y los zapatos que había probado. Por consejo de mis padres seguí la carrera, y empecé a usar los zapatos de la universidad. Tenía un par de bonitos zapatos de trabajo, de ocupaciones varias, hasta que llegaba la temporada de verano, y por una semana, MI SEMANA, me ponía nuevamente los zapatos de mi anhelo, las sandalias del servicio a Dios; ¡que linda era esa semana!, pero nuevamente terminaba, y volvía a usar esos grises y horribles zapatos de las luchas diarias. De repente, sin darme cuenta, comenzaron a parecer unos pares de zapatos de éxito profesional, de graduación, de matriculación, de responsabilidades, de elogios, de logros personales, pero mi corazón y mi interior seguían anhelando volver a calzar esos hermosos zapatos de servicio, esos zapatos que solo Dios puede darte: los zapatos que te hacen caminar en la FE.
15 años han pasado, tengo unos lindos zapatos de una profesión, unos lindos zapatos de buen trabajo, unas lindas sandalias de buenas oportunidades.
Se acuerdan de esos zapatos que probaba cada verano??...si bien me encantaba usarlos por una semana...eran zapatos prestados, eran de otros, pero se sentían tan bien...eran los zapatos de experiencia misionera, de testimonio, de vidas transformadas...pero eran de otros, hasta que hoy, 15 años después, Dios me regaló mis primeros zapatos!!! Ahora que tengo una "gran colección" Dios me dijo: que ya no mas esos zapatos, ahora debes ponerte mis zapatos nuevos; y a empezar a caminar el camino que El tiene para mi.
Se acuerdan de esos zapatos que probaba cada verano??...si bien me encantaba usarlos por una semana...eran zapatos prestados, eran de otros, pero se sentían tan bien...eran los zapatos de experiencia misionera, de testimonio, de vidas transformadas...pero eran de otros, hasta que hoy, 15 años después, Dios me regaló mis primeros zapatos!!! Ahora que tengo una "gran colección" Dios me dijo: que ya no mas esos zapatos, ahora debes ponerte mis zapatos nuevos; y a empezar a caminar el camino que El tiene para mi.
15 años debí esperar, pero mirando para atrás, veo que Dios permitió todo ese camino, y esos zapatos, para aprender a usar estos nuevos, para valorarlos, para cuidarlos, y como el Apóstol Pablo escribiera a los Filipenses 3:7-10: "Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; a fin de conocerle,...".
Dios me regala este año la oportunidad de servirle, de estudiar Su Palabra, y usar Sus Zapatos, los zapatos de Su Voluntad, los Zapatos de Su Tiempo, los Zapatos de la Fe. Mis nuevos zapatos.
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